martes, 4 de diciembre de 2007

La diferencia entre Laicos y Ministros.

Hemos recalcado mucho que no hay diferencia entre laicos y ministros. Lo hemos hecho por el abuso de esta diferencia en el sistema sacerdotal. Donde en la práctica se ejerce el sacerdocio de manera unilateral. La Biblia dice que todos somos sacerdotes, pero no lo practicamos así. Lo sabemos pero no lo practicamos, y no lo hacemos porque simplemente no existe la infraestructura para practicarlo.

Desde luego que hay una división de funciones en el cuerpo, la misma Biblia lo dice, pero es a nivel funciones, no a nivel sacerdocio-laico. No hace una diferencia entre los que son sacerdotes y los que no. Entre los que se encargan de las cosas de Dios y los que se encargan de lo secular. Todos somos sacerdotes, con una función diferente.

El hecho de que una persona sea llamada por Dios a dirigir una empresa multinacional no lo hace laico. La función de esta persona tiene un propósito divino. Esta persona será capacitada y equipada por Dios con todo lo necesario para cumplir su función.

Esta persona necesita de capacitación, unción, pero sobre todo un agudo sentido de propósito, con el que sepa que lo que hace es tarea divina. Debe saber que Dios no sólo trabaja dentro de la Iglesia sino también fuera de la ella.

Ahora bien, dentro de las funciones se encuentran las de capacitación y las de ejecución. Dentro de las de capacitación están los cinco ministerios; apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Dentro de las de ejecución están las tareas de aquellos santos que su trabajo es hacer la obra del ministerio.

Veamos lo que dice Efesios 4:11 y 12: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo…”

En este pasaje vemos muy claramente los dos conceptos de las funciones básicas del cuerpo donde perfeccionar viene de su raíz katartismos que quiere decir; preparar, entrenar, perfeccionar, calificar, Ojo; en un lenguaje más aplicado o clásico se utiliza a la función de colocar un hueso en su lugar correcto en una cirugía.

Esto nos lleva a lo siguiente; en ninguna manera esta palabra se puede traducir como una función de gobierno. Los cinco ministerios no son para ninguna clase de gobierno eclesiástico. Es una función de entrenamiento y dirección.

Por otro lado, los ejecutivos son entrenados en su vida para llevar a cabo la obra del ministerio. Ésta la tienen que hacer todos de acuerdo a su función y lugar en el cuerpo y en su vida. Nunca limitado a enfocarlo solo a la participación dentro de la Iglesia.

Ese entrenamiento, ojo, mucho ojo; no se limita a un entrenamiento de temas bíblicos. Sino un entrenamiento integral. La capacitación debe abarcar todo aquello que va ayudar a la persona ejecutar eficazmente la obra del ministerio en el lugar donde se desempeña. Como el inglés, computación, especializaciones de su área, etc.

Continuará…
Armando Carrasco Z.
Iglesia en casa, Iglesia en todo lugar.